lunes, 16 de mayo de 2011

Iván jugando a la tómbola en el campo

Pues resulta que Iván, Francis y Mario iban por la Sierrezuela (entre Villafranca Y Adamuz) y se encuentran una cámara pinchada de bici tirada en mitad de la sierra por algún desprensivo. Este video narra esta fascinante, acojonante (y muchas cosas más que terminan en -ante) historia. No os lo perdáis amigos y amigas, nunca había visto tanta saña contra algo desde la feria de Carcabuey de 1995 donde un flipao dijo no se qué del nombre de sus habitantes, y claro, lo tuvieron que afostiar, pero era por su bien


lunes, 1 de noviembre de 2010

Rutas Tomateras (I): Valle del Guadiato

A mediados de octubre organizamos una expedición tomatera completa al noroeste de la provincia cordobesa, concretamente al Valle del Guadiato. Primero paramos en El Vacar, donde en el famoso bar Laura nos pusieron unas tostadas del tamaño de una suela del zapato de Romay, y abundante carnaca de la que se pega al cuerpo: manteca colorá, blanca o de todos los colores del cochino habidos y por haber.


Además mientras nos metíamos un poco de café, colacao y colesterol al cuerpo mirábamos al techo y admirábamos su carácter comercial, pues mas que una taberna es lo que antes se conocía como ultramarinos, una tienda donde lo mismo te ponen un café que te venden un jamón, pan de dos kilos, un barreño de zinc, unas botas de agua o una máquina de hacer churros, o todo eso junto.

Luego de inflarnos la barriguita nos dirigimos a Belmez, pero aunque nos llevamos los aperos de escalar para subir por una pared en los alrededores del castillo, allí mismo decidimos que lo mejor era no arriesgar la vida, yo creo que porque llevábamos sobrepeso desde El Vacar, así que subir a la torre andando y punto pelota, admirar el paisaje y dejar la escalada para otro día. Como se suele decir, una retirada a tiempo es una victoria: "Además vamos regular de tiempo", dijo alguien sabiamente.

Siguiente parada guadiatera: los alegres tomateros nos dirigimos a Peñarroya, o mejor dicho, Peñarroya-Pueblonuevo, o mejor dicho, Pueblonuevo del Terrible, donde paseamos por su barrio francés, un conjunto de casas-chalets muy chulas, recuerdo de la arquitectura victoriana de corte decimonónico que te transporta por un momento al pasado minero de riqueza de unos ingenieros y técnicos extranjeros con todo el mundo por delante en una tierra extraña. En realidad sólo quedan un par de calles con las casas originales, pero en el resto se ha intentado respetar esa idea, aun siendo las construcciones de nueva planta. Tras el paso por el barrio francés y la espectacular sede de la antigua empresa carbonífera, actualmente una residencia de ancianos, visitamos el cerco industrial, uno de los mejores ejemplos de arqueología industrial de España, donde pudimos pasearnos por los esqueletos de las naves, fundiciones y restos de fábricas, raíles, logística y transporte de todo un emporio minero-metalúrgico en ruinas. Tras la guerra civil española todo este imperio se derrumba, poco a poco.

Pueblonuevo del Terrible, que en este sitio lo único que sabes seguro es que allí había a finales del XIX un perrito bastante acojonante (de ahí lo de 'Terrible') que descubrió una mina de carbón, y a partir de ahí se desarrolló uno de los mayores polos industriales de Andalucía de finales del XIX y primer tercio del XX. La estatua del Terrible (una de las dos que hay de perros en la provincia, la otra está en Fernán-Núñez) la puedes ver en el Parque, donde nos pusieron unas tapillas y cervezas antes de comprar unos dulces bastante poderosos, 'cachondos' se llaman, pal postre posterior al papeo. De Peñarroya nos vamos dirección Posadilla, una aldea de Fuente Obejuna en la que hemos quedado para visitar Cerro Caña, centro educativo ambiental y de turismo activo que nos espera para conocer las posibilidades de la zona, y de paso, papear comida casera de la buena. Y de pronto, en mitad del campo, se aparece un cortijo donde nos reciben Ana y Ángel y nos enseñan lo que puede dar de sí un sitio ideal para descansar o para pasear o para hacer lo que nos dé la gana.

Cerro Caña
es una casa rural que tiene un patio central con tres casas individuales con tres habitaciones cada una, comedor, dos salas de reuniones y ni un solo ruido, porque Cerro Caña está en mitad del campo. Acojona, ¿eh? En mitad de lo quieras, porque ahí puedes descansar o aprender, pero sólo escuchando sonidos de la naturaleza, nada de carreteras transitadas ni jaleos, sólo silencio. Es fuerte (y recomendable), os lo aseguro, sobre todo si estáis deseando descansar de los rollos de la ciudad.

Allí, después de que Ana y Ángel nos obsequiaran con comida casera de verdad, pasamos al patio y nos encontramos casualmente con unos artistas que estaban allí comiendo. Les preguntamos que si podemos verlos actuar, y muy amables nos invitan a unirnos a su fiesta. Se llaman Niteimaginas, y son de muchos sitios distintos, aunque tienen su sede en Belmez, y vienen bastante a Cerro Caña a comer y difundir su amistad y su arte. Nos asombraron, son gente con un espíritu Tomato total, hacen los que le da la real gana, hacen teatro, marionetas, música... en fin, son libres y optimistas, y de gente así es la que da gusto rodearse.

Despues de comer nos trasladamos a Posadilla, núcleo rural a un kilómetro de Cerro Caña de doscientos habitantes. Nos mostraron un museo de tradiciones locales digno de una ciudad, y el hombre que nos acompañó fue amable y simpático que te cagas.

Nos despedimos de Cerro Caña, con mucha pena, con ganas de volver.
Un saludito, amigos

Enlaces:
Cerro Caña: http://www.aventuranatural.es/
Niteimaginas: http://www.niteimaginas.com
Posadilla: http://asociacionposadilla.blogspot.com/